martes, 29 de mayo de 2012

Ascensor Capitulo 2

-Ascensor-

Julia da un respingo cuando ve con quien va a tener que compartir un viaje en ascensor de tres pisos. Se da una colleja mental para despertarse y entre en el cubículo saludando con la cabeza al niño de los vecinos, que le devuelve el gesto, aunque también parece incómodo. Le pregunta si baja y ella responde que sí dándole al botón del 0 otra vez. Durante unos segundos de bajada se quedan los dos callados y quietos, él da pequeños golpecitos con el pie en el suelo y ella se muerdo el labio inferior.

¡Bum! De repente el ascensor da un sonoro golpe y se queda quieto. Los chicos se agarran a sus respectivas barandillas cuando notan como la caída se vuelve cada vez más rápida hasta que se vuelve a parar de golpe en un punto intermedio entre el piso 1 y 2. Las luces parpadean ligeramente y luego vuelven a encenderse. Julia se deja caer al suelo y se pone la mano en el corazón. Puede notar como late a mil por hora, siente un nudo en la garganta como un puño de la adrenalina. Intenta calmar su respiración pero le es casi imposible. A su lado, Ross no se encuentra mejor. Él no se ha sentado en el suelo, permanece de pie, solo que agarrado con fuerza a la barandilla aún. Se pasa una mano por el pelo y se pone recto respirando agitadamente. Nota el miedo que ha pasado en las venas, lo que hace que le cosquillee la piel. Mira al techo del ascensor, donde las luces de vez en cuando tintinean y luego la mira a ella.

Por un momento sus miradas se cruzan, pero los dos están demasiado aturdidos como para apartarlas. Ross vuelve a mirar al techo y descubre una trampilla. Se estira hasta poder poner sus palmas de las manos pegadas al techo y entonces intenta sacar la tapa de la salida. Nada. Nuevo intento, más desesperado si cabe. Julia se hace una coleta con su pelo largo y aparta un poco a su vecino para tirar ella, pero da el mismo resultado. Aunque saben que es inútil, y sin intercambiar palabras más que tacos siguen intentándolo hasta que caen los dos al suelo rendidos. Ross saca una botella de su mochila y después de darle un trago, se la pasa a Julia, que la coge agradecida.

-          Gracias – dice Julia pasándole de nuevo la botella al chico.
-          No hay de qué – Ross vuelve a dar un trago y guarda la botella otra vez -, ¿Cómo te llamas? – Julia lo mira extrañada -. Sé que suena raro ahora, pero me da que vamos a pasar mucho tiempo aquí y al menos me gustaría saberlo, ya que antes no he tenido la decencia de preguntártelo.
-          Nadie te culpa – la chica sonríe a pesar de la situación -. Me llamo Julia, ¿y tú?
-          Soy Ross, encantado – el chico le guiña un ojo.

Julia se sonroja ligeramente. Mientras su vecino registra su mochila en busca de algo, puede fijarse mejor en él. Tiene los ojos castaños oscuros y el pelo aún más rubio que visto desde la ventana de su piso. Lleva una camiseta de Capitán América y unos vaqueros normales grises. Como zapatos lleva unas zapatillas normales de Nike. Vuelve a sus ojos, hay algo en su mirada que le hace apartar la vista si se cruzan sus miradas. Este chico es especial, piensa sonrojándose un poco. Ross por fin termina de buscar en su bolsa, y al final saca un móvil. Es normal, de esos Nokia que no se rompen por muchas patadas que les, por muchas veces que se caiga al váter.

-          Vale – anuncia él -. Solo tengo tres contactos: Mi madre, Marcos y un chico del instituto. Solo puedo llamar a dos, esperemos que alguno funcione.
-          Cruzaré los dedos – dice Julia con una sonrisa.

Ross marca el número de su madre. Se escuchan tres pitidos y después el contestador automático salta, pero no quiere dejar ningún mensaje, sabe que su madre nunca lee los mensajes. Suelta un taco por lo bajo. Ahora viene lo más difícil. Llamar a Marcos. Le da al botoncito verde y se escuchan dos pitidos, finalmente la voz de su padrastro se pone.

-          Chico ahora no puedo hablar – es lo primero que dice.
-          ¡Espera Marcos…! – Ross se pone de pie en el ascensor -.
-          Lo siento chico …shhhhh… hay …shhhhh… interferencias …shhhhh… - de fondo se escuchan las risas de la pareja, seguro que piensan que es muy divertido.
-          ¡Dios ni se te ocurra…! – pero ya es tarde, ya han colgado. Vuelve a intentar llamara pero ha desconectado el móvil. Ross lanza el móvil contra el suelo con rabia y grita - ¡Serás capullo! – cuando se le pasa, vuelve a dejarse caer y se acaricia el pelo.
-          ¿Qué ha pasado? – Julia está ligeramente asustada.
-          Nada.
-          Oye… ese Marcos, ¿no es tu padre?
-          Que va, mi padre sigue en Inglaterra – le sonríe de forma traviesa - ¿tu crees que yo habría salido así de guapo y legal con ese orco de padre? – Julia le da una patada burlona para que se ponga serio – No, solo es mi padrastro.
-          ¿Le odias?
-          Claro – Ross sonríe con resignación – De verdad que no sabes lo que tengo que aguantar.
-          Al menos tu madre se pasa de vez en cuando por casa, los míos estás siempre trabajando. Se levantan muy temprano y vuelven muy tarde, hay días en que a veces ni los veo así que es como si viviera sola.
-          Pues no sé quien está peor. – se hace un extraño silencio, pero no es incómodo para ninguno de los dos, quizá solo necesario – pero, ¿eso ha sido siempre así?
-          No, solo desde que mi hermano se mudó.
-          ¿Tienes un hermano? – Ross no se lo cree, nunca ha visto a ningún chico en el edificio a parte de él y su vecina, todos son adultos.
-          Sí, pero con mis padres se llevaba como el pero y los gatos, así que se mudó.

En ese momento un sonido conocido empieza a sonar desde la mochila de Ross. Es una canción, inconscientemente los dos se ponen a cantarla a la vez. Es el MP3 del chico, con Misery de los Maroon 5.
 
I am in misery, there ain't no other
Who can comfort me
Why won't you answer me?
Your silence is slowly killing me

Los dos se ríen a la vez mientras el chico se dispone a sacar el trasto de su bolsa. Todavía les queda un rato allí dentro y va a ser mejor pasarlo con música.

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