viernes, 8 de junio de 2012

Entrenados Para Matar, Capitulo 1



Akane salió de la ducha y cogió una toalla de la percha. Se la enrolló sobre el torso, aunque no era muy larga, solo le llegaba un poco más del comienzo de los muslos. Pero ahora nadie iba a verla así que se conformó. Salió del cuarto de baño y se encontró con su habitación. Muy diferente del baño, tan blanco pulido y transparente. Su cuarto era un cuadrado de cuatro metros cuadrados de paredes metálicas y suelo a conjunto, como el resto de los chicos. Abrió su armario y cogió unos leguins negros y una camiseta gris de manga lasisa. Se pasó por el baño una vez más para peinarse y calzarse las botas de cuero, luego salió del cuarto.

En cuanto cerró la puerta se empezó a escuchar por los altavoces de la base el himno que los despertaba todos los días, sonrió con suficiencia, su reloj biológico volvía a funcionar otro día más. Empezó a andar en dirección a la cocina, pero fue lentamente, observándolo todo, como hacía cada día desde que nació, esperando a que algo cambiase. Se preguntó si de verdad funcionaría el programa una vez estuviesen en la arena. Todos los días lo probaban y siempre con buenos resultados, pero ella quería salir. Y por suerte los domingos les dejaban a su aire, y ese era uno de esos días.

Por fin llegó a la cocina, era un cuarto lleno de cacharros profesionales que ninguno sabían usar, con una mesa metálica en medio, con diez sillas a cada lado, pero cada uno se sentaba donde pillaba. Ya estaban allí todos sus compañeros. La mayoría aún estaban en pijama. Solo se habían vestido Wendy, Darío, Baako y Adri, cosa que era raro en él, ya que casi todas las mañanas aparecía en calzones. Akane saludó cordialmente y se sentó en una silla donde había una tostada y un vaso de leche.

Alex estaba tan soñoliento con se metió la tostada en el ojo, se fue chillando y corriendo al baño mientras se escuchaban las risas de casi todos los demás. Akane incluso sonrió un poquito.

-          Adri, ¿Cómo es que hoy te has vestido? – le preguntó Narel.
-          Es que ayer – el chico tenía una mueca teatral de tragedia – me llamó el jefe y me dijo que no podía ir desnudo por la base, dice que no es profesional. Peleé por mis derechos pero amenazó a todos con quitarnos la consola así que… me sacrifiqué por el grupo.
-          Tío – Osman le puso una mano en el hombro – eres un héroe.

Los chicos soltaron una carcajada, la chocaron y anunciaron que se iban a la sala. Anastasia se fue con ellos, ya que había terminado. Akane se fijó en Wendy, estaba leyendo, le tenía envidia en eso, ella leía mucho pero no sería capaz de concentrarse en un ambiente lleno de gente. Los demás no tardaron mucho en terminar, y se quedaron solos ella y Andy, como todas las mañanas. El chico tenía en las manos un cubo de esos de rubik. Estaba tan sumido en su mundo que no se daba cuenta de que lo observaban. Empezó a estresarse y al final se hartó y lanzó el cubo contra la pared con un gruñido.

Akane no pudo evitar reírse un poquito. Entonces el chico se giró y cuando la vio, un ligero rubor cubrió sus mejillas. Sonrió con vergüenza y se volvió a sentar sin saber que hacer.

-          Pero hombre – dijo Akane – si no tienes paciencia nunca vas a poder hacerlo.
-          No se me dan bien estas cosas – dijo yendo a por el cubo.
-          Bueno, yo me marcho ya, ¿te vienes?
-          No, ahora iré yo si eso.

Akane salió de la habitación sonriendo ¿por qué? Ni ella misma lo sabía, estaba de buen humor esa mañana. De todas formas, Andy siempre le había dado buenas confianzas, no era como el capullo de Osman, o tan arisco como Darío. Se avergonzaba mucho si hacía algo mal, y eso le parecía divertido. Era como un niño pequeño y le encantaba. Adri se aprovechaba de eso y le ponía nervioso haciéndole preguntas incómodas, el italiano se lo pasaba bomba, pero el pobre chaval se ponía rojo hasta la punta de las orejas.

Akane llegó a la sala donde había tres sillones alrededor de una tele de pantalla plana, pero los chicos no estaban jugando a la con sola, sino viéndola tranquilamente. Estaban Adri, Alex, Anastasia, Osman, Baako y Anastasia. De repente en la pantalla apareció un cartel que ponía ‘’Jakass 3’’. Pero Akane no quería verla, Adri, Anastasia y Osman llevaban dando el coñazo con esa película desde que se enteraron de lo que iba. Entonces la chica notó que faltaba algo, miró por todas partes, pero no veía a Narel. Como no tenía nada que hacer, se fue a buscarla.

Iba por los pasillos que conducen al baño, pero se quedó detrás de una esquina para observar mejor la escena que se avecinaba. Al mismo tiempo que Narel, ya con la ropa puesta, salía del baño, Darío iba a entrar. Al abrir la puerta, la chica le dio en la nariz con fuerza al argentino, que cayó al suelo, y como en ese momento no tenían el programa activado, debió dolerle bastante. Narel se apresuró a ver como estaba.

-          ¡Joder, es que estás ciega! – decía el chico mientras se limpiaba la sangre de la nariz.
-          Lo siento, es que… - Narel balbuceaba y Akane juraría que vio una lagrimilla en su ojo.
-          ¡Anda, vete a comprarte unas gafas y aléjate de mí! – el chico se puso en pie y se alejó unos pasos.
-          ¡Eh! – Narel ya no parecía apurada, ahora estaba enfadada -. ¡Deja ya esa fachada, que aquí no se trata de ser bordes ¿vale?!
-          Cállate anda – Darío volvía a darse la vuelta y eso puso de los nervios a Narel.

La chica cogió una zapatilla de su pie derecho y la lanzó, acertándole al chico en toda la nuca.

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